¿Nihilismo?


«La crisis de la existencia europea sólo tiene dos salidas: la decadencia de Europa en la alienación respecto de su propio sentido racional de la vida, la caída en el odio espiritual y en la barbarie, o el renacimiento de Europa desde el espíritu de la filosofía mediante un heroísmo de la razón que supere definitivamente al naturalismo. El mayor peligro de Europa es el cansancio. Luchemos contra este peligro como <<buenos europeos>> con esa valentía que ni siquiera se arredra ante la lucha infinita; resurgirá entonces de la brasa destructora de la incredulidad, del fuego lento de la desesperación sobre la misión de Occidente respecto de la humanidad, de las cenizas del gran cansancio, el Féniz de una nueva vida interior y de una espiritualización nueva, garantía primera de un futuro grande y remoto para la humanidad: porque sólo el espíritu es inmortal»

Edmund Husserl, «La crisis de la Humanidad europea y la filosofía».

La identidad europea


«Formulemos la pregunta: ¿cómo se caracteriza la figura espiritual de Europa? O sea, Europa no en un sentido geográfico, no desde el punto de vista de los mapas, como si fuera posible delimitar el conjunto de los hombres que coexisten aquí territorialmente como humanidad europea… Es manifiesto que bajo el rótulo de Europa lo que está en juego es la unidad de una vida espiritual, de un hacer y de un crear: con todos los objetivos, intereses, preocupaciones y esfuerzos, con las configuraciones teleológicas, con las instituciones y organizaciones. Los hombres individuales actúan aquí en sociedades diversas de niveles diferentes, en familias, en tribus, en naciones, todas ellas interiormente unidas espiritualemente. Y, como decía, en la unidad de una gran figura espiritual. Tiene, pues, que allegarse a las personas, a las asociaciones de personas y a todos sus rendimientos culturales, un carácter omnivinculador».

Edmund Husserl, «La crisis de la humanidad europea y la filosofía».