Marxismos del Siglo XX

Manifiesto comunista; Marx y Engels.

El manifiesto comunista de Marx y Engels es el escrito de pretensión política, relativo al ensalzamiento del proletariado, pionero en tanto su pretensión internacional. Tiene una tendencia materialista pues “no hace falta ser un lince para ver que, al cambiar las condiciones de vida, las relaciones sociales, la existencia social del hombre, cambian también sus ideas, sus opiniones y sus conceptos, su conciencia” (Marx y Engels: 43) es decir, “cambia y se transforma la producción espiritual con la material” (Marx y Engels: 44). Está dividido en cuatro partes enfocadas a distintos objetos fácilmente distinguibles. En el primero se da un análisis dialéctico de la historia donde se toma como principal motor de la misma el aspecto económico; tras ello se nos da el programa político de los comunistas en el que se defienden de críticas y aclaran aspectos que han sido falseados; después se nos presenta una distinción entre comunismos; por último se nos señala la relación entre los demás partidos políticos.

En el análisis histórico se toma el método dialéctico hegeliano. Éste método se basa en el análisis de “cambios” (generalmente globales o con pretensión de globalizar) de cualquier índole en forma de una tríada en el que cada momento tiene más fuerza de la que puede contener. Los elementos de esta tríada son la abstracción, la contradicción y la superación. La abstracción es el momento muerto, donde se abstrae de su entorno un momento, sin relaciones con lo restante; es un momento de estabilidad y paz, aunque insuficiente por sí. En un segundo momento se producen turbulencias cuando lo que fue abstraído sale de sí en una contradicción. El último momento es el de superación, donde se incluyen los dos anteriores y encuentran su verdad, pero a la vez quedan negados pues la superación tiene su propia identidad. Marx y Engels se hacen con este método para explicar como la historia se ha ido modificando según se adecua a los medios de producción y transporte (a lo que podemos llamar en última instancia economía) en constantes tríadas. Nos centraremos en dos especialmente, la que justifica el capitalismo en primer lugar, que a la par, se verá superada con la justificación del comunismo.

La justificación del capitalismo se basa en una tríada tal como ya he señalado. Ante el sistema feudal, en el que la economía era de subsistencia, se da un sosiego en el que el medio de producción es el adecuado al sistema. Sucede entonces que en este sistema se comienzan a dar los excedentes de producción, la sobre-productividad perdiéndose la estabilidad entre el sistema y su economía. Es preciso que el sistema se adecue a la economía. Por tanto se produce una revolución en la que la burguesía desempeña un papel revolucionario sustituyendo un régimen de explotación encubierto por uno directo; liberan al mundo en su acción de pretensión global de un régimen feudal. La justificación del capitalismo es la liberación del régimen feudal; era un mal menor.

Por otro lado la justificación del comunismo como superación del capitalismo se da del siguiente modo. Esta revolución esta por venir ya que la lucha de clases y antagonismo de las mismas se está radicalizando a una situación insostenible. Ésta es la promesa de Marx a los proletarios del mundo. De aquí el carácter profético del escrito. Para ello el proletariado ha de unirse para conseguir su emancipación, derrocar aquello que le reprime, explota y objetiva como una mercancía. Marx señala que para ello hay que dar una serie de pasos, los del programa del comunismo.

Ambas revoluciones, primero la de la burguesía, después la del proletariado, son de carácter global y de pretensión internacional.

Las principales propuestas de los comunistas en esta época son: “1)expropiación de la propiedad inmueble y aplicación de la renta del suelo a los gastos públicos; 2)fuerte impuesto progresivo; 3)abolición del derecho de herencia; 4)confiscación de la fortuna de emigrados y rebeldes; 5)centralización del crédito en el Estado por medio de un Banco nacional con capital del Estado y régimen de monopolio; 6)nacionalización de los transportes; 7)multiplicación de las fábricas nacionales y de los medios de producción, roturación y mejora de terrenos con arreglo a un plan colectivo; 8)proclamación del deber general de trabajar; creación de ejércitos industriales, principalmente en el campo; 9)articulación de las explotaciones agrícolas e industriales; tendencia a ir borrando gradualmente las diferencias entre el campo y la ciudad; 10) educación pública y gratuita de todos los niños; prohibición del trabajo infantil en las fábricas bajo su forma actual; régimen combinado de la educación con la producción material” (Marx y Engels: 46). Están vertidas, defendidas, expuestas y aclaradas todas estas propuestas en la segunda parte del texto. La propuesta que mas controversia crea es la primera, la que entraña la abolición de la propiedad privada. Podríamos decir, de un modo radical, que es el axioma desde el que se puede derivar el resto.

Los distintos tipos de socialismo que Marx y Engels señalan se ven como una evolución. En primer lugar nos encontramos con el socialismo feudal, como un lamento ante el pasado y como un rumor de lo que vendrá; se trata de un socialismo que la burguesía ejercía, pero sin éxito para la marcha de la historia moderna. Tras el socialismo feudal viene el socialismo pequeño burgués que se da en Francia ejercido por escritores que se suman a la causa del proletariado en su lucha contra la burguesía, simpatizando con sus objetivos; este socialismo no tiene carácter revolucionario, pues pretende volver a lo que ya estaba instaurado en el feudalismo en cuanto los medios de producción y transporte (y por tanto en lo que economía se refiere). El socialismo alemán (o verdadero socialismo) proviene de la influencia ejercida por la literatura francesa en el contexto cultural alemán; el error del socialismo alemán es que transfiguró al mismo perdiendo su importancia práctica convirtiéndose en una ociosa especulación. Tras ello nos encontramos con el socialismo burgués (o conservador) en el que una parte de la burguesía señala que desea mitigar las injusticias sociales garantizando la perduración de la sociedad burguesa, su ideal de sociedad consiste en en la existente y asegurando que en su librecambio se genera la riqueza que hace rica no al burgués, sino a la sociedad misma. El socialismo y el comunismo crítico utópico implica ya una integración de los pensadores en la acción, penetrando en el antagonismo de las clases aunque no intuyen la capacidad política del proletariado. Será de este modo el comunismo marxista quien confirma el poder del proletariado y se sume en su acción y asuma el reto de la lucha histórica entre clases para la disolución de las mismas con la abolición de la propiedad privada que desencadenará el resto de la revolución.

Por último los autores nos dan y explican la actitud de los comunistas ante los otros partidos de la oposición en el que reiteran su compromiso con todo el proletariado internacional, con los movimientos revolucionarios contra el régimen social imperante y dominante. Además, los comunistas marxistas buscarán la unión de todos los partidos democráticos de todos los países

 

 

Tesis sobre Filosofía de la Historia; Walter Benjamin

 

Walter Benjamin (1892 / 1940) fue un filósofo de pensamiento marxista, colaborador estrecho de la Escuela de Francfort. Las Tesis sobre Filosofía de la Historia constituyen una serie de aforismos donde se efectúa una revisión del materialismo histórico. Para la explicación del texto acudiré de un modo breve al materialismo histórico, para ver como fue superado por el materialismo dialéctico. Tras ello expondré la crítica de Walter Benjamin.

El materialismo histórico fue concebido por Karl Marx. Este planteamiento busca hacer una ciencia, encontrar las leyes que rigen la historia para estudiar los cambios históricos. Estas leyes explican la existencia de una tensión entre dos dimensiones de la realidad, la infraestructura y la supraestructura. La primera se basa en las relaciones entre individuos desde la economía contemplando al individuo como trabajo. La supraestructura se basa en las relaciones políticas y sociales de las personas. Lo que nos dice el materialismo histórico es que la historia se explica desde los cambios en la infraestructura que se manifiestan en la supraestructura. El progreso supone encontrar la infraestructura adecuada para que las relaciones sociales sean justas.

Por otro lado, Engels busca una ampliación del materialismo histórico en el materialismo dialéctico. Se trata en este caso de una filosofía de la historia, de una metafísica, cosmología global, ontología que es la dinámica del ser. Para Engels todo es material, no hay diferencia cualitativa entre historia y naturaleza, siendo la historia el desarrollo de la materia y por ello las leyes de la naturaleza y de la historia coinciden. Por ello se da una reducción, una naturalización de la historia y una historización de la naturaleza. Incluye así el planteamiento de Marx, se incluye en este planteamiento la ciencia de la historia, pero se va más allá pues estas son las leyes de la naturaleza.

El planteamiento de Benjamin supone una crítica de ambos. La crítica se aplica a las nociones de supraestructura e infraestructura, la visión del pasado, presente y futuro y por último a la noción de progreso. Benjamin mantiene que el materialismo histórico es un método del que se está apropiando la teología que no encontraba ningún otro modo de cabida en el ámbito intelectual. Esto supone una radicalización del planteamiento.

Respecto a la infraestructura y la supraestructura que se concebían dependientes, Benjamin localiza autonomía la una de la otra. Aquel que estudia la historia contempla como la cultura se mantiene de algún modo a pesar de existir los cambios en la infraestructura. Son la seña de identidad, y no nos podemos alejar de ella al igual que nadie puede alejarse de su sombra.

El pasado para ser entendido ha de contemplarse con la independencia de los acontecimientos que lo superan en el tiempo. De lo contrario se falsifica. Además existe otra dificultad a la hora de analizarlo, pues la comprensión se basa en la empatía, que por lo general tiende hacia el vencedor en la historia (ya que según mi opinión son ellos quienes escriben la historia). El presente no se verá nunca como la verdad de todo, pues se siente añoranza de lo que aún no ha ocurrido, como el que quiere lo que no tiene. En el presente no se da el sosiego y paz de la verdad. El futuro es estudiado como el momento al que nos lleva el paso inexorable del progreso.

Benjamin efectúa una crítica muy severa respecto del progreso. Desde el progreso se justifica todo lo que acontece, sea lo que sea que ocurra. El representarse el progreso del género humano como inseparable de la representación de la prosecución del progreso hace de éste un tiempo vacío y homogéneo. Para Benjamin hay que atacar a esta unidad para llevar a cabo una crítica del progreso.

            Por otro lado la noción de progreso como justificación de lo que va a venir genera el conformismo político y económico que se da en la sociedad. El progreso técnico es la manifestación de este conformismo, que, a la par de desmantelar la alienación del hombre en el trabajo pues supone la liberación de trabajo, implica lo que creo que Benjamin señala como una nueva contradicción en la supraestructura. Trabajo antes era alienación respecto al hombre, explotación del proletariado; ahora es explotación de la naturaleza. Esto se puede entender de manera ingenua como la oposición de la cosificación del hombre, pero no es así.

Problemas de legitimación en el capitalismo tardío; J. Haberlas.

 

 

Jürgen Habermas (Düsseldorf ,1929), autor de este texto, ejerció como profesor en la Universidad de Fránkfurt, y se convirtió en uno de los principales representantes de la Teoría Crítica. Su pensamiento esta vinculado a un contexto político desde el que realiza una crítica social evolutiva enraizada en la política contemporánea. Señala desde su postura, por ejemplo, que los procesos tradicionales de la democracia no proporcionan espacio para la toma de decisiones colectivas, pero la esfera pública se puede reformar promoviendo la participación de órganos comunitarios.

En este texto el autor reflexiona en torno a dos conceptos marxistas por excelencia, a saber, contradicción y conflicto a la par que explica la relación entre ambos. Tras quedar claro en qué consisten, se podrá entender en que consiste la crisis económica y la sistémica.

 

El conflicto es la forma de la representación de las contradicciones, y éstas son las incompatibilidades patentes entre los intereses de (clases de) sujetos, siendo el paradigma de la sociedad contradictoria la sociedad de clases señalada por Marx. Será objetivo del estudio de Habermas ya que pretende esclarecer la causa de la crisis económica del mundo capitalista y como influye ésta a la crisis sistémica.

 

La crisis económica viene dada por la deficiencia del capitalismo ante la resolución de problemas. La tesis que va a defender Habermas es que las crisis económicas son situaciones de peligro para la integración sistémica y amenaza a la integración social. Esto es así ya que el mercado y el intercambio se da entre valor y precios equivalentes (aunque también podría entenderse que el burgués y el asalariado ya no son tales, sino que son equivalentes, a veces consumidores) surgiendo la crisis cuando la transacción no es tal saltando fronteras. Se genera en el burgués preocupación ante la crisis y el asalariado expectativas revolucionarias.

 

Nunca había habido señales tan claras para la revolución, aunque, ésta no se da, al igual que la economía nunca termina de caer siendo inestabilidad permanente. Pero esto, ¿a qué se debe? El origen de esta situación son nuevas contradicciones. El capitalismo ya no es autónomo, sino que se da un modelo mixto de intervencionismo suavizando las crisis económicas. El asalariado tendrá leyes sociales que le amparan a pesar de seguir siendo proletariado. Otra crisis es que el crecimiento económico se cumple desde las crisis que sobrevienen (y sobreviven) periódicamente, el mercado difumina la conciencia del proletariado pues a todos cuesta lo mismo lo que compramos a pesar de que el trabajo aún no se mueve en la equivalencia.

 

Expone la teoría del conflicto desde el que se defiende la hipótesis empírica de que los diversos intereses de las partes de la sociedad están en contradicción y alcanzan el conflicto, será pertinente reconstruir las posiciones simulando un caso extremo en el que se contemplaran cuales son las necesidades básicas a cubrir entablando así un discurso práctico (como vía de salida y solución).

 

Claus Offe (Berlín 1940) fue alumno de Habermas. Profundizó en temas de sociología política desde una perspectiva marxista. Es citado por Habermas en el texto y señala los errores que comete su alumno. Offe dice que se pueden definir las necesidades humanas como potenciales antropológicos a lo que Habermas responde que la estructura invariable de necesidades en el hombre no ha sido probada, es decir, que no existen pruebas congruentes y mucho menos empíricas. Las críticas y argumentos siguen esta línea, aunque cierto es que respeta los indicadores empíricos para la búsqueda de intereses reprimidos son un acierto.

 

Historia y conciencia de clase; G. Lukàcs

 

El texto de Lukàcs de 1920 tiene como objeto el análisis de lo que supone la consciencia de clase y cuál es el papel de la misma en la historia en general, y en particular el estudio de las consciencias de clase que surgieron tras la revolución industrial. Por ello mismo considera tanto a la burguesía como al proletariado las “únicas clases puras de la sociedad burguesa” pues son las dos clases con consciencias auténticas en la sociedad que surgió tras la revolución industrial. Pero, ¿no sería también el campesinado una clase más con consciencia propia y por tanto también pura? Según Lukàcs no. Esto es así ya que la noción de consciencia de clase que mantiene toma como piedra angular la posición de fines (metas) y de las acciones (medios para alcanzar dichos fines) y que por supuesto tome su origen en el medio de producción de esa sociedad. Con este criterio quedan descartadas todas las clases que tienen un carácter vacilante, aquellas en las que “su existencia no se funda exclusivamente en su posición en el proceso de producción”, en este caso capitalista (pues estamos en la sociedad burguesa, de estarlo en la feudal no creo que el autor tuviera dificultades para admitir al campesinado como clase pura con consciencia). De este modo el campesinado se mantiene alejado de las importantes decisiones que se llevan a cabo en el ámbito social hasta los momentos clave en el que se llama a la lucha. En esta lucha el campesinado es dirigido, de manera ciega e inconsciente, atados a una ideología que transfigura su realidad efectiva que taparía de manera constante “la falta desesperada de perspectivas de sus particulares esfuerzos ante la necesidad del proceso social”, que de todos modos no apreciaría por su falta de capacidad lo que supone su contradicción lógica.

 

 

El caso de la burguesía es bien distinto. Esta afectado por una contradicción dialéctica que en apariencia es similar a la lógica del campesinado, pero solo eso, en apariencia. Estas contradicciones se dan en otro ámbito. Un ejemplo de estas es el hecho de haberse enfrentado a la clase feudal con la libertad por bandera para derrocar el feudalismo y que una vez realizado y alcanzado el dominio social se transformaran en opresores. Otra de ellas es a nivel sociológico, pues la burguesía comenzó la lucha de clases y con ella la historia, pero su pretensión es suprimir a la misma lucha que le dio el poder. En el nivel ideológico apuesta por el individualismo, pero no en el nivel económico fuente de su poder. Son todas contradicciones dialécticas, que surgen de la consciencia de clase y del orden social marcado por el capitalismo caracterizado por la distribución de la riqueza más que por la producción, fuerza social más que personal. De esta contradicción del orden social, del capital que actúa bajo intereses individuales pero que no domina los intereses sociales surge la consciencia del proletariado. Desde la burguesía se fundamenta al proletariado, desde la burguesía se da el arma al verdugo que es el proletariado. La burguesía inicio la lucha de clases que le llevará inexorablemente a su fin. Ante esta perspectiva, la consciencia burguesa tiene dos posibilidades: “o bien ocluirse conscientemente contra la creciente comprensión, o bien reprimir en sí mismos todos los instintos morales con el objeto de poder defender también moralmente el orden económico adecuado a sus intereses”. Pero, ¿en qué consiste esta nueva clase del proletariado y cuál es su consciencia y qué papel juega o jugará en la historia?

 

 

La consciencia del proletariado surge de las contradicciones internas de la consciencia burguesa. Pero no solo surge de éstas, si no que además le sirven de “trampolín”, de ellas recoge impulso. La fuerza de la consciencia de clase proletaria es inversamente proporcional a la que tiene la consciencia burguesa, o en palabras de Lukàcs: “la lenta agonía burguesa redunda para el proletariado en un constante aumento de fuerzas”. A pesar de surgir como he dicho de contradicciones no se ve exenta de las mismas. Las principales contradicciones a superar por la consciencia proletaria son la reunificación de la lucha económica y política, la distancia entre la consciencia de los trabajadores en tanto individuos y la consciencia de clase del proletariado, y ante todo “la falta de unidad dentro de la conciencia misma”. Estas contradicciones han de ser esencialmente superadas desde la misma consciencia, pues son escisiones dialécticas que al ser superadas posibilitarán la  victoria del proletariado en la lucha de clases. Visto así el proletariado será la unidad de creador y criatura en la que juega un papel fundamental la autocrítica, condición necesaria para alcanzar la verdad y la victoria, elemento vital.

 

 

El papel de la consciencia de la clase proletaria, originada en la crisis de las consciencia burguesa, es fundamental en la historia ya que desde ella se configura el <<reino de la libertad>>, <<final de la prehistoria de la humanidad>>, final, a fin de cuentas, de la cosificación del hombre que implicará la crisis definitiva del sistema y economía capitalistas. Según nos acercamos en la historia a este punto, meta del proletariado, más intensa ha de ser la consciencia de clase, es decir, más superadas ha de tener las escisiones y contradicciones internas en la misma. “El destino de la revolución depende de la madurez ideológica del proletariado, de su consciencia de clase” demostrando así el papel fundamental de la consciencia de clase proletaria cuya peculiar función, al ser la última clase como tal, es liberarse de la sociedad de clases y ser la última consciencia de clase de la historia de la humanidad. El papel de la consciencia de clase proletaria es ser la última, la libertadora social de la consciencia de clase.

 

Alejandro Rodríguez Peña; Los marxismos del siglo XX

El marxismo soviético; H. Marcuse.

Marcuse en este texto lleva a cabo un análisis del marxismo soviético, es decir, de la continuación del proyecto comunista de Marx en la Unión Soviética por Lenin y Stalin pues Marx había establecido las pautas de la revolución, pero no ¿Qué hacer? una vez lograda la misma. Este análisis consiste en estudiar la situación política y económica entre los países capitalistas, y en segundo lugar la relación entre las naciones comunistas y las capitalistas. La primera tesis es que los países capitalistas están enfrentados en contradicciones que han surgido en la lucha por el control del mercado, situación que beneficiará a la industrialización comunista. Para defender esta tesis nos explica lo que los soviéticos denominaban “crisis general”. Ésta es una crisis del capitalismo que tiene como origen el nacimiento de la nación comunista, y se agudiza durante la segunda guerra mundial. La crisis consiste en la existencia de dos mercados, a saber, el capitalista, y el recién surgido comunista, de los cuales solo el último se encuentra en auge. Al surgir un nuevo mercado, ocurre que los conflictos entre las naciones capitalistas se agravan en la búsqueda de puestos principales en el mercado como potencias. De este modo durante la crisis general del sistema capitalista solo existe un medio para continuar con el mismo, que es “la expansión de los controles estatales con regimentación y dominación monopolísticas, de guerras o la preparación de ellas y de la explotación intensificada”. Por otro lado ante esta situación la estrategia soviética consiste en la coexistencia con los sistemas capitalistas con la posibilidad de cooperación de la URSS con otros países de sistema económico diferente. Ante esta coexistencia entre el mercado capitalista anárquico, y el mercado planificado comunista, se da un problema a resolver en el comité central del gobiernos soviético. Este problema

consiste en la posición que hay que tomar ante esta coexistencia, pues o bien podemos acentuar el conflicto entre Este-Oeste, es decir, entre el capitalismo y el comunismo en una lucha de clases tal y como se seguiría desde una postura más ortodoxa y fiel a Marx, o bien considerar como determinantes las contradicciones entre los países capitalistas en sus guerras por el mercado. En un primer momento se mantuvo la primera estrategia, pero después, se siguió la segunda. Durante la el periodo que se ejerció esa primera estrategia de enfrentamiento entre el capitalismo y el comunismo se dio un “frente unido capitalista”, que fue el punto de inicio de la doctrina de “dos campos” desde la que se fundamentaba ese enfrentamiento. En esta doctrina se incluye al proletariado occidental dentro del campo anti-imperialista, es decir, se contemplaba la posibilidad de una efectiva unión entre el proletariado de manera internacional para la victoria frente al capitalismo y la clase burguesa, pero la realidad es que tanto Occidente como Oriente no estuvieron nunca coordinadas de una manera efectiva. Tras ello, a partir de 1948, se da la nueva estrategia del “frente unido”, en la que ya se daba una relación con otras naciones como en India. Este periodo constituye lo que los soviéticos denominaban como el giro a la izquierda. De este mantenerse al margen frente al capitalismo y contemplar la situación surgen las batallas entre naciones capitalistas para el control del mercado. La primera guerra mundial surge por la competición de mercado entre naciones pues una nación con tal poder como Alemania exigía tener colonias para ampliar su economía. En este proceso son explotados los trabajadores, en los cuales se da un sentimiento nacionalista dominante. De este modo se pospone la lucha de clases para ser lucha entre naciones. Esta lucha entre naciones capitalistas pospuso el enfrentamiento entre el capitalismo y el comunismo, y dio con los E.E.U.U. Como la primera gran potencia en el mercado mundial tras la segunda guerra mundial. Desde la guerra se re-organizaba la jerarquía internacional. El más fuerte dominaba el mercado, y en caso de producirse una anomalía ésta se resolvería, se corregiría en la segunda guerra mundial. Ante la crisis general el marxismo soviético contempla el mismo problema de clases. Desde la URSS se niega que se produzca cambio en el planteamiento. Mantienen una política de “coexistencia pacífica”, “una unión entre el proletariado de la URSS, como base para la revolución mundial, y el proletariado de la Europa occidental”, y de ahí se sigue que el reto sigue siendo el crecimiento del comunismo a nivel internacional para la lucha contra la clase burguesa y su sistema capitalista. Pero existen discrepancias en el planteamiento, no hay consistencia entre el planteamiento de los soviéticos con el de los comunistas de Occidente. Estos últimos han perdido el planteamiento del reformismo democrático. Desde la URSS se contempla este planteamiento como un retroceso, pues están dominados por el capitalismo monopolista y la única acción es adecuarse y conceder a la burguesía las libertades democráticas, para despedirse de la soberanía A lo largo del texto queda probado que muchos de las decisiones que se tomaron fueron cambiadas, como si fuera un experimento, ensayo de prueba y error. Creo que esto es debido a que se consideraba al partido como una élite omnisciente. No existía la posibilidad de error dentro de sus decisiones (ni mucho menos la de crítica, sugerencia u oposición). No sé hasta que punto Marx contemplaría este proyecto como heredero del suyo propio. Marcuse al morir en 1979, no vivió la caída del muro de Berlín, ni contempló el derrumbamiento del comunismo de la URSS. No sé si en algún momento de su carrera académica dedica alguna reflexión a la corrupción en la nación soviética, ni acerca de los problemas ni crisis económicas que ya afloraban en 1970 pues la productividad soviética se quedaba baja comparada con otros países. Tampoco menciona los problemas internos del partido comunista y su resolución a base de depuraciones, puede que le dedicará algunas lineas en otro lugar.

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