Hoy os invito a leer el siguiente post y aprovecho la ocasión para presentaros a Alberto Rodríguez Seguín, autor del Blog que sin duda merece la pena leer. En esta ocasión se trata de una reflexión acerca del debate de si en espacios públicos, como es un aula, debe de haber imágenes religiosas como el crucifijo.
http://rodriguezseguin.wordpress.com/2010/01/08/el-crucifijo-2/
En él Alberto trata de distinguir los principios democráticos de su origen cristiano. Pero, ¿de verdad podríamos hacerlo? Se trata de algo más que deseable aunque creo que imposible en nuestro presente. Esta declaración no es en ningún momento pre-juiciosa, sino que creo firmemente que en lo público no tiene que haber ningún tipo de creencia privada (sea de la índole que sea). Ni más ni menos.
Según el cristianismo todos somos iguales en tanto criaturas de Dios, hechos a su imagen y semejanza. Esta creencia se seculariza y da como origen a los principios democráticos que rigen nuestra sociedad.
En España va a ser muy complicado distinguir dichos principios porque sino queda injustificada la uniformidad que promulga la democracia. Unos acudirán al concepto dignidad y dirán -¡Somo iguales en tanto portadores de una misma dignidad!-, o, -¡Todo hombre tiene que tener las mismas posibilidades para desarrollarse!, o bien, -¡Todos somos iguales en tanto que libres!-… Pero ante la destructora pregunta -¿por qué?- a todos les temblará el labio y no podrán más que acudir a Dios. Queda mucho trabajo para aquellos que se consideren democráticos. Trabajad duro muchachos.